RENUNCIAR A UNO MISMO: UN PRINCIPIO BÍBLICO PARA EL SEGUIMIENTO DE CRISTO

 



EL EJEMPLO DE PABLO SEGÚN 1 CORINTIOS 9:14-27

 

Introducción:

 

Mateo 16:24 nos enseña el principio fundamental del seguimiento de Cristo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame".

¿Qué implica ser salvo? Oír, Creer, arrepentirse, confesar a Cristo y ser bautizado para el perdón de los pecados.

El arrepentimiento, como segundo paso, incluye la negación de uno mismo. Negarse a sí mismo por el bien de los demás y la obra de Cristo. El apóstol Pablo ejemplifica esto al vivir y trabajar entre la gente para salvarlos. Otros ejemplos de generosidad: Abraham, José y la iglesia de Macedonia.

I. CRISTO: EL EJEMPLO PERFECTO DE ABNEGACIÓN

 

Filipenses 2:5-8 nos presenta a nuestro Señor Jesús, quien, siendo Dios, se hizo siervo, humillándose a sí mismo hasta la muerte en la cruz.

Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por amor a nosotros (2 Corintios 8:9). Su vida estuvo marcada por el servicio (Lucas 22:27) y sufrimiento para redimirnos (Hebreos 2:9). Cristo ofreció su cuerpo como sacrificio por nosotros (Hebreos 10:5).

II. PABLO: UN SEGUIDOR QUE IMITÓ A CRISTO

El apóstol Pablo siguió el ejemplo de Cristo (1 Corintios 9:27; Gálatas 2:20). Aunque tenía derecho a recibir salario por predicar, no lo hizo para no obstaculizar su obra entre los corintios (1 Corintios 9:14-15).

Predicó el evangelio por mandato divino, no por gloria propia (1 Corintios 9:16-17). Encontró su recompensa en predicar gratuitamente el evangelio (1 Corintios 9:18).

III. LIBERTAD PARA SERVIR A TODOS

 

El apóstol Pablo se adaptó a diferentes contextos para compartir el evangelio (1 Corintios 9:19-23). Se hizo judío entre los judíos y libre entre los que estaban sin ley, sin dejar de estar bajo la ley de Cristo. Su objetivo era salvar a algunos por todos los medios posibles (1 Corintios 9:22).

 

Conclusión:

 

El apóstol Pablo se negó a sí mismo para el beneficio de otros y la obra de Cristo (1 Corintios 8, 10). No vivió aislado, sino asociado con todo tipo de personas para ganarlas para Cristo. Su ejemplo nos anima a seguir negándonos a nosotros mismos por causa del evangelio, para participar en la obra de Dios y cosechar frutos para la vida eterna.