NO CORREGIR AL QUE NO NOS QUIERE ESCUCHAR

 

Sabiduría de lo alto

Santiago 1:5, Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

¿Hermano no me quiere escuchar cuando quiero corregirlo? La Palabra de Dios nos dice en Proverbios 9:8: 'No reprendas al insolente, no sea que te aborrezca; corrige al sabio, y te amará'.

Esta enseñanza nos recuerda que nuestra labor no es corregir a aquellos que son insolentes, (Que habla u obra con una falta de respeto) arrogantes (orgullos) o desafiantes (les gusta la pelea).    Es decir que no te ha escuchado.

En lugar de eso, debemos dirigir nuestra atención y esfuerzos a aquellos que están dispuestos a escuchar y aprender. Estos son aquellos que reconocen su necesidad de corrección y están abiertos a la guía y enseñanza, son sabios.  La persona sabia es la que escucha, te agradece por su ayuda, y por preocuparte.

Corregir al hombre insolente puede resultar en rechazo y groserías, lo que no beneficia en nada.

Además, nuestro Señor Jesucristo también nos enseñó sobre este principio en el Evangelio de Mateo, capítulo 7, versículo 6, donde dice:

"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen."

Este pasaje nos advierte que no debemos desperdiciar la sabiduría de Dios y la corrección en aquellas personas que no están dispuestos a valorarla y aceptarla. Es importante discernir cuándo y cómo brindar corrección, asegurándonos de que sea recibida de manera constructiva con el fin de mejorar.

La Biblia presenta varios ejemplos de personas que se negaron a escuchar la corrección y conocemos las consecuencias que enfrentaron. El punto es, no debe sorprendernos si no escuchan. Aquí hay algunos ejemplos notables:

El rey Saúl (1 Samuel 15): Dios había dado instrucciones claras a Saúl de destruir completamente a los amalecitas y todo lo que les pertenecía. Sin embargo, Saúl desobedeció y conservó algunas de las posesiones y al rey amalecita Agag. Cuando el profeta Samuel confrontó a Saúl por su desobediencia, Saúl trató de justificar sus acciones. Como resultado, Dios retiró su favor de Saúl y eligió a David como rey en su lugar.

En (Mateo 23), Nuestro mismo Señor Jesucristo pronuncia fuertes palabras de reprobación contra los escribas y fariseos, acusándolos de hipocresía y dureza de corazón. A pesar de las reiteradas exhortaciones de nuestro Señor Jesús, muchos de ellos se negaron a arrepentirse y aceptar el mensaje de salvación.

Estos ejemplos ilustran cómo no escuchar la corrección puede llevar a consecuencias adversas (negativas, desfavorables) y alejar a las personas de la voluntad de Dios.

Es de reconocer entonces que muchas personas no recibirán la corrección de manera positiva. ¿Qué hacer? Aquí hay algunos principios que nos ayudan a lidiar con esa situación:

1.   No tomarlo personalmente: Cuando alguien no recibe la corrección de Dios, no debemos tomarlo como un rechazo personal. En Lucas 10:16, nuestro Señor Jesús les dice a sus discípulos: "El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha". Nuestra responsabilidad es compartir el mensaje con fidelidad, pero no podemos controlar la respuesta de los demás, así pues, cada uno de nosotros tendrá que dar cuenta de sí mismo a Dios, Romanos 14:12.

2.   Orar por ellos: En lugar de sentirnos mal o desanimados, podemos dirigir nuestras preocupaciones y frustraciones a Dios en oración. Podemos interceder por aquellos que no están dispuestos a recibir la corrección, pidiendo a Dios que tenga misericordia y paciencia.

3.   Seguir siendo fieles: Aunque algunos rechacen la corrección, nuestra tarea es seguir siendo fieles de la verdad, 1 Pedro 4:11. En 2 Timoteo 4:2, el apóstol Pablo anima a Timoteo diciendo: "Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina". Nuestro papel es compartir el mensaje de Dios, alguien estará atento a escuchar a corregir.

4.   Mantener una actitud de amor y humildad: Incluso cuando enfrentamos resistencia, debemos mantener una actitud de amor y humildad. Efesios 4:2 nos insta a ser "humildes y amables; sean pacientes y sopórtense con amor". Aunque los demás no reciban la corrección, nuestra actitud amorosa y humilde puede impactar en muchas vidas.

En última instancia, cada persona es responsable de su propia respuesta a la corrección de Dios. Nuestro papel es ser fieles mensajeros de la verdad, dejando los resultados en las manos de Dios. Confiemos en que Él tiene el poder de obrar en los corazones y que nuestro trabajo no es en vano (1 Corintios 15:58).

En resumen, la enseñanza bíblica nos anima a ser sabios y prudentes al momento de corregir a alguien. Debemos discernir si la persona está dispuesta a escuchar y aprender, y dirigir nuestra corrección hacia aquellos que son sabios y justos. Al hacerlo, estaremos promoviendo el crecimiento y la sabiduría en lugar de provocar conflictos innecesarios.

 

 

Presentado por José Fernando Pava Romero, es miembro de la iglesia de Cristo que se reúne en Barrancabermeja, Colombia.

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