EL FRAUDE

 


Queridos hermanos y hermanas,

Hoy nos reunimos para reflexionar sobre un tema crucial en nuestras vidas como cristianos: el fraude. La palabra de Dios nos enseña claramente que el fraude y la deshonestidad no tienen lugar en nuestras vidas. No sólo es un pecado contra nuestros semejantes, sino que también es un acto de rebeldía contra Dios, quien nos llama a vivir en la verdad y la integridad.

En el libro de proverbios encontramos ejemplos claros de la importancia de ser honestos y justos en nuestros negocios. En proverbios 11:1, por ejemplos, leemos “la balanza falsa es abominación para Jehová; mas el peso justo es su contentamiento”. Es decir, la deshonestidad es una ofensa para Dios y es importante que mantengamos la integridad en todo momento.

Ejemplos de fraudes en la biblia:

1.   Ananías y Safira mienten acerca de su ofrenda (Hechos 5:1-11): Ananías y Safira vendieron una propiedad y decidieron retener parte del dinero, pero declararon falsamente que estaban dando el monto completo. Al hacerlo, mintieron a Dios. Como resultado, murieron. Este incidente destaca la importancia de la honestidad y la sinceridad en nuestras acciones y motivaciones.

2.   Engaño de los vendedores del Templo (Mateo 21:12-13): Nuestro Señor Jesús entró en el Templo y encontró a vendedores que se aprovechaban de los peregrinos ¿Al cobrar precios exorbitantes por los animales que ofrecían para los sacrificios? Pues dice: “la están convirtiendo en una guarida de ladrones”. ¿Estaban aprovechándose de la adoración y la necesidad de las personas para obtener ganancias injustas? Nuestro Señor Jesús, indignado, los expulsó del Templo, denunciando su fraude.

El fraude también puede manifestarse de muchas formas en nuestra sociedad actual. Quiero compartir con ustedes algunos ejemplos de cómo se presenta en nuestra vida diaria:

Fraude financiero: En los últimos años, hemos sido testigos de numerosos escándalos financieros que han afectado a individuos, empresas e incluso a naciones enteras. Empresas que falsean sus estados financieros, ejecutivos que se enriquecen a costa de sus empleados y ciudadanos comunes que caen en la tentación de cometer fraudes para obtener beneficios económicos indebidos. Estas prácticas son contrarias a la voluntad de Dios, quien nos llama a ser buenos administradores de los recursos que nos ha dado y a ser honestos en nuestras transacciones financieras.

Fraude en el lugar de trabajo: El fraude también puede ocurrir en nuestros empleos. Puede manifestarse a través de la manipulación de información, el robo de propiedad intelectual, la malversación de fondos o el engaño a los clientes. Estas prácticas son contrarias a los principios cristianos de honestidad, justicia y respeto hacia los demás. Como creyentes, debemos ser ejemplos de integridad en nuestro entorno laboral, honrando a Dios con nuestras acciones y palabras.

 

Fraude en las relaciones personales: El fraude no se limita solo a cuestiones financieras o laborales, también puede afectar nuestras relaciones personales. Esto se manifiesta cuando mentimos, engañamos o traicionamos la confianza de quienes nos rodean. El engaño en el matrimonio, la infidelidad, la manipulación emocional o el robo de propiedad de otros son ejemplos de cómo el fraude puede dañar nuestras relaciones más cercanas. Como cristianos, estamos llamados a amar y respetar a nuestro prójimo, evitando cualquier forma de fraude en nuestras interacciones personales.

La Palabra de Dios nos ofrece una guía clara sobre cómo debemos comportarnos en relación al fraude. En Efesios 4:25, leemos: "Por lo tanto, desechen la mentira y hablen la verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros". Además, en Proverbios 16:11 se nos recuerda: "Balanzas justas y precisas son del Señor; los pesos justos son su obra". Estos versículos nos instan a vivir con sinceridad y justicia en todas nuestras interacciones.

Como seguidores de Cristo, debemos ser luz en medio de la oscuridad y demostrar al mundo que vivimos de acuerdo con los principios divinos de honestidad y verdad. No podemos comprometer nuestra fe y nuestra integridad por ganancias temporales. En lugar de eso, debemos buscar el bienestar de los demás y trabajar con diligencia en todas nuestras actividades.

Oremos para que Dios nos fortalezca y nos guíe en el camino de la integridad. Que podamos ser testimonios vivientes de su amor y su justicia en un mundo lleno de fraudes y engaños. Que nuestras acciones reflejen la verdad y la honradez en todas las áreas de nuestra vida.

En el nombre de nuestro Señor Jesús, quien es el camino, la verdad y la vida, amén.

 

 

 Presentado por José Fernando Pava Romero, es miembro de la iglesia de Cristo que se reúne en Barrancabermeja, Colombia.

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