LA PROTECCIÓN DE DIOS: REFUGIO, TORRE FUERTE Y ROCA FIRME
Introducción:
La vida está llena de desafíos
y dificultades, pero como hijos de Dios, tenemos la seguridad de que Él nos
protegerá en todo momento. A través de las Escrituras, descubrimos que Dios es
nuestro refugio, nuestra torre fuerte y nuestra roca. En este estudio,
exploraremos cómo podemos confiar en la protección divina, basándonos en las
promesas y verdades bíblicas.
I. Es Nuestro Refugio (Salmos
61:1-3; 91:2):
A. El salmista nos enseña que
Dios es nuestro refugio, y por eso, siempre podemos acudir a Él en oración
desde cualquier lugar y situación (Salmos 61:1-2).
B. Para el pueblo de Israel,
Dios era su eterno refugio, una garantía de confianza y dicha (Deuteronomio
33:27, 28, 29).
C. Dios es el refugio en
tiempos de angustia y calamidad (Salmos 9:9; Jeremías 16:19). Busquemos siempre
la protección de Dios en todo momento.
II. Es Nuestra Torre Fuerte
(Salmos 61:3; Proverbios 18:10):
A. Dios es nuestra torre
fuerte, un lugar de descanso y protección donde podemos refugiarnos (Salmos
61:3).
B. El nombre de Jehová es una
torre fuerte a la que corre el justo para estar a salvo (Proverbios 18:10). En
Él encontramos descanso y seguridad.
C. Dios es nuestro castillo y
libertador (Salmos 18:2). En Su torre fuerte, hallamos protección
inquebrantable.
III. Es Nuestra Roca (Salmos
71:3; Deuteronomio 32:4):
A. Dios es nuestra roca, y
debemos bendecirla y ensalzarla, ya que es nuestra salvación (Salmos 71:3; Deuteronomio
32:4).
B. Edifiquemos nuestra vida en
esta roca sólida, que es única y nos ofrece protección y salvación (Mateo 7:24;
16:18).
C. Aunque nuestro corazón
desfallezca, Dios es nuestra fortaleza (Salmos 27:5; 73:26). Construyamos
nuestra casa espiritual sobre esta roca inquebrantable.
IV. Nunca Nos Va a Desamparar
(Hebreos 13:5; Deuteronomio 31:6):
A. Dios nunca nos desamparará
ni abandonará. Debemos ser valientes y confiar en que Él siempre estará con
nosotros (Hebreos 13:5; Deuteronomio 31:6).
B. Dios no desampara a los que
le buscan y son fieles a Él (Salmos 9:10; 37:28). Busquemos siempre Su
presencia.
C. En los momentos más
difíciles, el Señor es nuestro refugio, y podemos confiar en que no nos
desamparará ni abandonará (Salmos 141:7-9).
Conclusión:
La protección de Dios es
nuestra fortaleza y seguridad en medio de las adversidades. Él es nuestro
refugio, torre fuerte y roca firme. No debemos temer, sino confiar en que Dios
siempre estará con nosotros. Busquemos Su presencia, construyamos nuestra vida
sobre la roca de Su palabra y confiemos en que nunca nos desamparará. En todo
momento, recordemos que la protección de Dios es nuestro mayor tesoro.
Presentado
por José Fernando Pava Romero, es miembro y predicador de la iglesia de Cristo
que se reúne en Barrancabermeja, Colombia.
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