TÍTULO: NO ESTÉIS UNIDOS EN YUGO DESIGUAL: UNA REFLEXIÓN SOBRE 2 CORINTIOS 6:14

 


Introducción

 

El versículo 2 Corintios 6:14 es un pasaje bíblico que aborda la importancia de no estar "unidos en yugo desigual con los incrédulos". Este versículo, tomado del Nuevo Testamento, plantea una cuestión crucial en la vida de un creyente: ¿Qué relación debemos mantener con quienes no comparten nuestra fe? Para comprender mejor el significado de este pasaje, es esencial explorar su contexto y las implicaciones que tiene para nuestra vida cotidiana.

 

El Contexto de 2 Corintios 6:14

 

El apóstol Pablo escribió esta carta a la iglesia de Corinto para abordar varios problemas y preocupaciones que surgieron en la comunidad cristiana de esa ciudad. En el versículo 14, se encuentra en medio de un pasaje en el que Pablo exhorta a los creyentes a vivir vidas santas y separadas de la influencia del mundo y la incredulidad.

 

El Significado de 2 Corintios 6:14

 

El versículo 14 comienza con una pregunta retórica impactante: "¿Qué comunión puede tener la luz con las tinieblas?" Esta metáfora contrasta la fe cristiana con la incredulidad, sugiriendo que son incompatibles, al igual que la luz y las tinieblas no pueden coexistir. Luego, Pablo prosigue con una serie de preguntas retóricas destinadas a enfatizar la importancia de mantener la pureza espiritual y evitar las relaciones que puedan comprometerla.

La Biblia en Lenguaje Sencillo dice: “No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo. Tampoco pueden estar juntas la luz y la oscuridad”.

 

El apóstol Pablo exhorta a los corintios a no tener comunión con los incrédulos que eran tropiezo para cada individuo, para la iglesia local; en Corinto pensaban que sí podían ser compañeros.

 

Aplicación Práctica

Amistades y compañerismo: Si bien no significa que los creyentes deban aislarse del mundo, el pasaje nos recuerda la importancia de ser selectivos con nuestras amistades y compañerismo. Deberíamos influir positivamente en el mundo en lugar de ser influenciados negativamente por él.  El mismo apóstol Pablo aclara que no pueden dejar de juntarse absolutamente con los incrédulos, pues para esto sería necesario salir del mundo (1Corintios 5.9-13). Más bien, no debemos juntarnos con quienes llamándose hermanos fueran practicantes del pecado, o con los incrédulos, pero en su pecado, es decir, ser partícipes.

Efesios 5.7-11, tiene el mismo contexto: “No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”.

Dice nuestro Señor Jesús: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17.15).

El matrimonio: Este versículo a menudo lo aplican a la elección de un cónyuge. El texto, no habla del matrimonio, pero a los creyentes se instan a casarse con personas que comparten su fe, ya que el matrimonio es una unión profunda que puede influir en la vida espiritual y la dirección futura. No es sabio que un cristiano se case con alguien que no lo es, pero esta en su libertad de hacerlo.  

Ahora si está casado con un no creyente, no es motivo de divorcio el pasaje bíblico, Pablo no está diciendo que al cristiano se le prohíbe casarse con no cristiano (incrédulo). Si eso lo dijera, contradiría la ley de Cristo sobre el divorcio, y el que enseña tal cosa, el divorcio, basado en el pasaje entraría en conflicto con Jesucristo y Pablo. Recordemos la enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo quien dijo: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19.6). Dios no manda ni acepta la disolución de un matrimonio, salvo por causa de fornicación: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera” (Mateo 19.9). Es decir, si no hay fornicación de por medio, nadie tiene permiso divino para repudiar a su cónyuge. Quien repudia a su pareja peca, además, porque la expone al adulterio: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mateo 5.32).

Nuestro Señor Jesucristo y el apóstol Pablo, enseñan no separarse del cónyuge, ni siquiera del incrédulo, sino por adulterio, o para estar en paz, sin relacionarse con otra persona, 1 Corintios 7:15, pues los único permitido para volver a casar, es por fornicación, viudez.

Integridad y testimonio cristiano: El contexto de 2 Corintios 6:14 resalta la importancia de la integridad y un testimonio cristiano consistente. Al mantenernos separados de las prácticas y creencias mundanas, demostramos el poder transformador del evangelio en nuestras vidas. La justicia y la injusticia no son compañeros. No podemos decir que tenemos comunión con Dios, y al mismo tiempo andar en tinieblas

 

Conclusión

2 Corintios 6:14 nos recuerda la necesidad de ser cuidadosos en nuestras relaciones y asociaciones. No se trata de juzgar a los incrédulos, sino de reconocer que nuestras creencias y valores deben ser la base de nuestras relaciones más profundas. Al hacerlo, preservamos nuestra integridad espiritual y brindamos un testimonio cristiano sólido en un mundo que a menudo sigue caminos diferentes. En última instancia, este versículo nos anima a vivir vidas separadas, la luz no debe mezclar con la oscuridad, debemos ser la diferencia para la gloria de Dios y el bien de quienes nos rodean.

 

Presentado por José Fernando Pava Romero, es miembro y predicador de la iglesia de Cristo que se reúne en Barrancabermeja, Colombia.

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