MI ESPERANZA SE MANTIENE VIVA
¡Alabado
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha
hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos
una esperanza viva.
Esperanza: “Confianza en
lograr una cosa o en que ocurra algo deseado”.
La Biblia nos enseña que Dios
ha provisto una esperanza de vida eterna, todos los cristianos fieles lo creemos,
Tito 1:2, dice: 2 en la esperanza de la vida eterna, la cual
Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos.
Si usted está en Cristo, usted
tiene esperanza de vida eterna.
Cuando somos bautizados para
el perdón de pecados, Hechos 2:38, somos añadidos al cuerpo de Cristo, Efesios
2:12-16, Y al estar en Cristo, Gálatas 3:27; Romanos 6:1-4, tenemos esperanza
de vida eterna, una confianza que nunca muere, se mantiene viva hasta el final
de nuestra vida o Cristo venir.
La Escritura enseña que la
vida eterna está en Cristo,1 Juan 5:11, dice: Y este es el testimonio: que Dios
nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. Esta esperanza de
vida eterna solo la tienen las personas que están en Cristo Jesús.
¿Cómo nace la
esperanza? La esperanza de vida eterna del cristiano nace con
la resurrección de Jesús de los muertos, la resurrección de Jesús asegura la
del cristiano. Todos los cristianos nos identificamos con la muerte de nuestro
Señor Jesucristo, antes de ser cristianos, fuimos sumergidos en agua juntamente
con él, como Cristo se levanto de los muertos, nosotros andemos en vida nueva,
tengamos esperanza de vida eterna, Romanos 6:3-6. Cuando salimos del agua,
tenemos un nacimiento espiritual, renace un nuevo ser, una vida nueva, nuevos pensamientos,
nueva esperanza.
“Nuestra esperanza no debe
morir por las aflicciones de la vida”.
Hermanos, recordemos: “No
mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las
cosas que se ven son temporales,
pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:18. Ya que el planeta
Tierra y el universo se ven, “son temporales”, y siendo
temporales, ¡no son eternos!, las dificultades, problemas, enfermedades,
dolores, terminaran.
En nuestro crecimiento
espiritual, comprendemos que los siervos más fieles de Dios vivieron como
extranjeros en la Tierra, como extranjeros en el mundo, nuestra ciudadanía está
en el cielo, y esa esperanza siempre la debemos tener presente, Filipenses
3:20, dice: Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. En aquel lugar, nuestro Señor,
enjugará toda lágrima de nuestros ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más
duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado, Apocalipsis
21:4. No puede existir más grande promesa de parte de Dios, que vivir
eternamente delante de su presencia.
Debemos tener una firme
confianza en las promesas de Nuestro Señor Jesucristo, aun en medio de las
tormentas más feroces de la vida terrenal. Qué nunca muera nuestra esperanza de
vida eterna.
Y ahora, queridos hijos,
permanezcamos en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante
él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida. 1 Juan 2:28
Presentado
por José Fernando Pava Romero, es miembro y predicador de la iglesia de Cristo
que se reúne en Barrancabermeja, Colombia.
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