EL SENTIMIENTO DE DERROTA
Es cierto, la vida puede
lastimarnos y nosotros podemos desarrollar el mal hábito de sentirnos
derrotados, es decir, llegamos a sentir tristeza, amargura, agobio y decepción,
llevando a la desconfianza.
La preocupación es
una emoción que surge cuando sentimos dudas sobre el futuro,
dudamos de Dios, y nos invade ese sentimiento de derrota, cuando Dios mismo nos
enseña que debemos vivir el presente (Mateo 6:34).
La preocupación quiere que uno
se lamente del ayer y le gustaría que tema al mañana, pero Dios solamente le
pide que sea fiel a Él y nunca pierda su confianza, además muchas veces las
preocupaciones que tenemos no se hacen realidad. (Marcos 16:1-8) ¿Quién
nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro? Pero, al mirar, vieron que la
piedra ya no estaba en su lugar.
¿Quién no ha experimentado ese
sentimiento de frustración, de derrota? Esto sucede normalmente,
cuando no salen las cosas como queremos. Una persona con sentimiento de derrota
ve todo mal, tiene pensamientos como: “Dios me olvidó”, “Dios no me escucha”, “tengo
grandes problemas”, “a nadie le importo”, “todos me critican”, “Me siento triste”,
“no veo salida a mi problema”, etc.
Una persona con sentimiento de
derrota siempre tratara de desanimar a otros, por medio de la crítica, por
medio de su forma de actuar, de la murmuración, de la burla, de desplantes, a
toda solución le ve problema, así mismo, una persona negativa también pierde
las ganas de luchar, pierde la alegría, pierde la ilusión y la motivación para
enfrentar los problemas de la vida, pierde las ganas de alcanzar sus metas y
seguir luchando por sus sueños y proyectos, es decir cae en un abismo que ha
creado su mente.
¿Qué se soluciona con tener
pensamientos nocivos? Nada. El pensamiento nocivo hace daño, nos
afecta, las cosas empeoran, las dificultades continúan, puede afectar nuestra
salud, puede verse afectado el ambiente familiar, se afecta el ambiente entre
amigos y la misma congregación se ve afectada.
Gracias a Dios su palabra nos
prepara para todo tipo de problema (2 Timoteo 3.16-17).
EL SENTIMIENTO DE DERROTA ES COMO UNA GRIPE NOS CONTAGIA Y NOS DESANIMA
La Escritura nos enseña que
los grandes hombres de Dios en algún momento de su vida cayeron en desánimo a
causa de las situaciones difíciles que enfrentaron:
Josué se sintió triste y
desanimado cuando Israel fue derrotado por él ejército de Hai (Josué
7:5-8) Pero el Señor le dio una palabra: ¡Levántate! (Vs
10)
El profeta Elías se sintió
desanimado a tal punto de desear morir cuando estaba siendo perseguido por la
reina Jezabel (1 Reyes 19:1-4) Pero el Señor por medio de un
ángel le dio una palabra: ¡Levántate! (1 Reyes 19:5,7).
TENEMOS QUE “EMPEQUEÑECER NUESTROS PROBLEMAS” (1 SAMUEL 17:33-37)
El rey Saúl y todo el pueblo
de Israel estaba temeroso porque habían engrandecido a su enemigo y había
empequeñecido a Dios, si leemos todo el texto podemos darnos cuenta que David
nunca llamó gigante ni grande a Goliat.
¿Cuántas veces perdemos la
confianza en Dios? Vemos los problemas más grandes que Dios. Debemos
recordar que nuestro Dios no enseña en su palabra que no vamos a
sufrir mientras estemos en este mundo, ¿Por qué quejarnos? ¿Por qué apartarnos
de su camino? Dios si nos promete que no nos dejará sufrir más de lo que podamos
soportar (1 Corintios 10:13 DHH).
Dios enseña por medio de su
palabra que llegarán tiempos, que no nos gustara vivir, es decir, “siempre
habrá tiempos difíciles”. También nos enseña que habrán tiempos de “alegría”.
Como dice su palabra hay tiempo para todo.
El apóstol Pablo vivió
momentos de angustia, muchas veces escribió desde una prisión y siempre
encontró algo positivo en esos momentos de angustia.
Pablo tenía un gran deseo de
ir a la ciudad de Roma y visitar a los cristianos allí (Romanos 1:10-12).
Dios hizo posible que Pablo fuese a Roma, pero todo resultó de una manera muy
inusual. Pablo fue llevado a Roma como prisionero (Hechos 28:16). Aquí
el cristiano recuerda (Santiago 4:13-15). Esos momentos de dificultad
los vio como bendición (Filipenses 1:13-14).
¿Nos puede pasar lo mismo? ¿Nos pueden salir
las cosas no como esperábamos? Cuando atravesamos circunstancias difíciles en
nuestra vida, nos hemos preguntado, ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿por qué Dios
lo permite? Aquí es donde debemos ser sinceros y analizar como llevamos nuestra
forma de vida, porqué cada uno cosecha lo que siembra. (Gálatas 6:7). Y
Dios al que ama, corrige (Hebreos 12:7). También hay circunstancias que
no comprenderemos porque suceden, ¿Por qué permitió Dios que Esteban fuera
apedreado y Jacobo degollado y el apóstol Juan no? (Deuteronomio 29:29).
Igual el apóstol Pablo enseña
en (Filipenses 4:4) “no importa cuál sea la situación” «Regocijaos
en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!»
¿Si alguno de nosotros
estuviera en prisión por causa del Evangelio, cual sería nuestra actitud? Nos
desanimamos por causas menos difíciles, podría ser la respuesta: “Señor,
necesito salir de aquí para que pueda servir nuevamente a ti.” “Señor porque me
olvidaste”.
¿O seria nuestra actitud como la
de Pablo? El apóstol Pablo servía al Señor aún
durante su tiempo en prisión. El predicó el evangelio a un esclavo fugitivo
llamado Onésimo (Filemón 1) y vio sus prisiones como una bendición.
De las dificultades podemos
sacar muchos beneficios, reconocer la necesidad de Dios, nos ayuda a crecer en
paciencia, nos ayuda a poner más la vista en el cielo, nos ayuda a valorar más
las cosas cuando las tenemos.
COMO VENCER EL SENTIMIENTO DE DERROTA
No olvide la oración.
Nosotros tenemos un sacerdote misericordioso que conoce nuestras pruebas y
debilidades (Hebreos 4:16). (Santiago 5:13) ¿Está afligido alguno
entre ustedes? Que haga oración.
Rodearse de personas que sean
positivas, que a cada problema le encuentren una solución. Por
otra parte, «las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres» (1
Corintios 15:33). ¡El negativismo es contagioso. ¿De qué tipo de personas te rodeas?
Proteja su corazón y su mente
(Proverbios 4:23). Se cuida el corazón físico para tener buena
vida aquí en este mundo y se cuida el corazón espiritual para tener vida
eterna. ¿Cómo se cuida? Principalmente
confiando en Dios, recordando sus enseñanzas, nuestro Señor Jesús dijo que en
el mundo tendríamos aflicción (Juan 16:33). Pero Dios sabe hasta donde
podemos resistir (1 Corintios 10:13), también debemos rodearnos de
personas que tengan el mismo propósito, la vida eterna, poniendo la mirada en
el cielo, recordando que las demás cosas vienen por añadidura.
Es cierto se puede decir que
nuestro mundo tiende a menudo abrigarse con el negativismo, pero los cristianos
no somos de este mundo (vea Juan 17:14-16; Filipenses 3:20; 1 Juan 2:15).
El reto que tenemos es ver las cosas de este mundo de una manera diferente al
que el mundo las ve, debemos ser luz en la oscuridad, de las dificultades debemos
aprender y volvernos más fuertes. Si ponemos más la mirada en el cielo, no
sufriremos tanto en este mundo.
NO OLVIDAR
En algún momento de nuestra vida vivimos con ese sentimiento de derrota, si ya no lo hacemos debemos recordar como lo
sufríamos en algún momento de nuestra vida, quizás pasamos por eso para ayudar
a nuestro prójimo, a sobre llevar sus cargas, aquí es donde debemos recordar la
definición correcta del amor. La palabra "amor" (agapao) significa
la buena voluntad que siempre busca el bienestar de otros, aun de los enemigos.
Por lo tanto, debemos soportar (amar) a los que viven con ese sentimiento de
derrota, a los que son desanimados. ¿Cómo demostramos este amor? Siendo pacientes,
tolerantes (pero no al pecado) y agradables. Siempre dando palabras de aliento.
PRESENTADO
POR JOSE FERNANDO PAVA ROMERO
MIEMBRO
DE LA IGLESIA DE CRISTO EN BARRANCABERMEJA
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